LUNES 13 DE JUNIO 1.00PM
Ubicada en las riberas del río más ancho del mundo, Buenos Aires es la quintaesencia de lo cosmopolita. Una ciudad donde todo (todo, todo, todo) se puede hacer: desde comer en un lugar armenio o escuchar mariachi en San Telmo hasta rentar una avioneta para hacer un picnic en una de las islas del Río de la Plata. Por eso, Buenos Aires es mucho más que La Boca, el tango y los bifes.
Pasear por sus famosas, vistosas y señoriales avenidas es todo un placer para los ojos: gente bella, edificios bellos, grandes compras y sorpresas en cada esquina. Comer en sus inumerables restaurantes es un placer para el gusto: bueno, bonito (y a veces, barato). Deamburlar por sus salas de concierto, sus teatros y su infinidad de salones de tango son gozo para el oído. Gritar en los estadios de futbol acompañando a los tradicionales equipos porteños es satisfacción para el más antideportista. Los sentidos se despiertan cuando uno pasea por una ciudad que guarda su aire soberbio y majestuoso guardado a lo largo de bonanzas y crisis, crisis y bonanzas.
La París de América, cuna de grandes genios y figuras, es una ciudad que nunca acaba de ofrecer sus posibilidades al visitante. Digo, ¿en dónde más se puede entrar a una librería a las 11 de la noche para después unirse a una manifestación a punta de cacerolas por la avenida más ancha del mundo? Buenos Aires es así, completa y compleja.
